NORMA JEAN
Hoy ha venido tu recuerdo a mí,
Norma Jean,
de manera sorpresiva,
pues no te esperaba
aparecida ante los ojos de mi mente.
Rutilantes y espectacular,
tu cándida sonrisa me seduce
como tantas veces,
tu sensualidad exudada
en cada poro de tu piel,
animal sexual por excelencia,
epítome del morbo,
excelencia de la belleza,
figura inmortal.
Tu vida fue un sinfín de carreras y sinsabores,
de excesos y derroches,
devorando el mundo con tus labios de rubí,
adorada por todos
con un simple pestañeo
de tus ojos almendrados,
pero siempre una niña frágil
mendigando por los fríos callejones
en busca de una mota de cálido amor
que poder llevarte a tu corazón.
Te codeaste
con la flor y nata intelectual de tu época,
una congregación de moscas
en busca de cadáveres,
un festín de gusanos
buscando carroña que devorar,
y que se cebaron en ti,
que no te quisieron amar
como te merecías
ni te supieron comprender
en realidad.
Y hoy has vuelto a mí,
Norma Jean,
cuando tu luz hace mucho que se apagó,
pero tu leyenda es imperecedera,
inmortal como tu belleza,
como te cantó aquel otro poeta
tanto tiempo ha,
tu canción dedicada
con el corazón en la mano
a una gran amiga perdida.
Ahora te miro,
Norma Jean,
y tu sutil esencia
vuelve a atenazarme la garganta
con un nudo que no puedo deshacer,
y sólo puedo agitar mi mano
y decirte
hasta pronto,
Norma Jean.
1 comentarios:
Unos ojos, una boca, unos pechos, una sonrisa, un mito para recordar, para echar de menos, para desear tener cerca y tocar, besar, acariciar... Pocas mujeres pueden llegar a este nivel pero ella lo consiguió y tu corazón, Xavier, sucumbió ante sus encantos y tu pluma ha plasmado lo que tú nunca podrás gozar. Esta es la capacidad de las letras, del brillo de la tinta...
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