POEMA "JACK-'O-LANTERN"

Poema publicado en Secretos de R´Lyeh el viernes 31 de octubre de 2014 para la Noche de Halloween, inspirándome en la leyenda que da origen a una de las tradiciones propias de esa festividad.

Woodkid-Run Boy Run

JACK-'O-LANTERN

Tacaño me llamaron,
alma negra me antojaron,
y al mismísimo Príncipe de las Tinieblas
tales rumores llegaron y,
como un cazador de presas ávido,
anhelante de mi alma colgar en su panoplia de trofeos
para así poderla mostrar,
ante mí se materializó
y como suyo me reclamó.

El terror de mi corazón se adueñó,
el pavor mi cuerpo invadió,
y como buen irlandés
el único remedio que se me ocurrió
fue el de anegar el estómago de recio licor,
y así,
en un momento de poca cordura,
se me ocurrió una idea que era toda locura:
el tomar una última ronda con el Señor del Abismo
antes de ser a su reino conducido.

Y así lo hicimos,
más llegó un grave problema:
él, como ser inmortal,
no habría de portar vil material,
y mis bolsillos de polvo y pelusa se encontraban a rebosar,
pero ninguna moneda habría de hallar,
por lo que,
apelando a su innegable vanidad,
como muestra de su infinito poder,
en moneda le pedí que se convirtiera
para que la deuda pagar pudiera.

Y así lo hizo,
y cuando en brillante óbolo se tornó,
a mi bolsillo cabida le fui a dar,
y ¡oh, curiosidad!,
junto a un crucifijo de plata que,
por casualidad,
yo habría de llevar,
por lo que,
impedido para retornar
a su majestuosa forma inmortal,
y a fin de mis pícaras garras escapar,
le dije que en paz durante un año me debiera dejar
si al Averno quisiera regresar.

Y así se hizo,
y así fue cumplido.


Al cabo del paso de doce lunas,
se personó el Señor de la Perdición ante mí, y yo
humildemente,
una manzana le solicité,
pues en sus dominios tales manjares
no tendría yo para delectarme,
por lo que trepó por un árbol a su alta copa,
para la más dulce alcanzarme mientras yo,
vil tunante,
con mi navaja una cruz rutilante
en la dura madera fui grabando
hasta que, de nuevo, a mi merced terminó quedandó,
impedido de a sus dominios regresar,
por lo que, de esta guisa,
tal fue esta mi nueva oferta:
diez años de perdón,
y mi alma nunca sentiría del inframundo la condenación,
a lo que accedió.

Mas, paradojas del destino,
mi alma fue reclamada mucho antes del decenio establecido
pero las Puertas del Cielo
por mis impiedades antes mis narices fueron cerradas,
y las del Infierno igualmente
por mis acuerdos con el señor de las Vanidades,
de modo que,
despechado,
unas ascuas incandescentes para dañarme
como lluvia de fuego me arrojó,
que yo atrapé con un ahuecado nabo
que cambié al paso de los años por una calabaza,
y no por menos, si
 poca sorna y menos agradecimiento,
le di las gracias por aquella linterna
con la que deambular por los caminos
hasta el fin de los tiempos he sido condenado.

Y ahora que me has encontrado,
en esta noche espectral,
y mi historia te he contado,
¿pactamos?

En juego, tu alma...

© Copyright 2014 Javier LOBO. Todos los derechos reservados.

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