RELATO "LA TAZA DE CAFÉ"

Relato "La Taza de Café", publicado inicialmente en "Smokin' Guns: el Lobo y la Placa" el 28 de noviembre de 2014. Espero que lo disfrutéis.

LA TAZA DE CAFÉ
 
Pasa, pasa. La noche es fría, y no se debe estar demasiado a gusto ahí fuera, ¿verdad? No, no me equivoco. Y no lo sé por tu pálida piel, ni por tus labios purpúreos, ni siquiera porque estés temblando de arriba abajo. No. Son demasiados años ahí fuera, cansado, trabajando en este desolado y lejano lugar, sin tener más contacto con el mundo exterior que una mísera radio en la que poder escuchar las noticias y un poco de música. ¿Televisor? ¿Estás de guasa? ¿Has visto alguna antena en mis tejados? No, aquí no pueden llegar las ondas de nada. Sólo de la radio. Ni siquiera los móviles tienen cobertura por aquí.

Estoy solo. Simple y llanamente, solo.

¿Que cómo me distraigo? Con la radio, ya te lo he dicho. Bueno, también tengo unos libros… en alguna parte de la casa. Unas veces me encuentro unos pocos por aquí, otras veces veo otro puñado por el cobertizo,… Los de la biblioteca del pueblo deben estar deseando ponerme las manos encima. Me pueden poner una multa de campeonato, seguramente que con lo que me sacasen por ella tendrían suficiente para la reforma del edificio.

Dime, ¿de dónde eres? ¿A qué te dedicas? ¿Tienes familia? Disculpa que te pregunte tanto, pero ya te he dicho mi problema de soledad. Huele bien el café. ¿A que sí? Espero que te guste. ¿Quieres leche con el…? Me alegro. Mis vacas son todas unas campeonas. Rico, ¿eh? No sé cómo tostarán el grano. Dicen que es lo más importante, pero yo opino que es lo buena que sabe la leche de mis terneras lo que hace que este café sepa tan rico. Por cierto, ¿nunca te ha dicho nadie que tienes una curva facial muy bonita? No me mires así, no lo digo con mala intención. Pero es así. Tienes una curva maxilar suave, preciosa.

¿Ya te vas? No, es demasiado tarde. El camino es muy oscuro y accidentado. Podrías desviarte contra la cañada y precipitarte por el barranco sin quererlo. Ya ha pasado otras veces. ¿Por qué me miras así? ¿Te doy miedo? Espero que no. No quiero hacerte daño. Pero me gusta tu cabeza. Te he dicho que es muy bonita.

¿Qué haces con ese cuchillo? No creo que te sirva de mucho. ¿Ves? No me hace falta ir armado ni ser un experto para quitarte el cuchillo. Ni a ti ni a ninguno de los que me visitáis en estas noches. No te preocupes. Soy todo un experto. No te revuelvas. ¡No me muerdas, no soy un salchichón! Será todo rápido. Te lo prometo.

¡GRASPP!

¿Ves como todo iba a ser muy rápido? Aunque te hubiera encerrado en la despensa daba igual. Ya te dije que aquí no hay cobertura ninguna.

Llevas una ropa muy bonita. Y cara. Desde luego, tu trabajo era bastante provechoso. Más que este mío en la granja. Lo bonito es que estás todo el día rodeado de animales, que son mucho mejores y más agradecidos que las personas.

Una piel estupenda. Muchas cremas, ¿verdad? Tela noto muy hidratada. Manicura. Peluquería. Y mucho gimnasio. Menudos abdominales. Así da gusto. No obstante, no es nada de eso lo que me interesa de ti. Como ya te he dicho antes, es tu cabeza la que me interesa.

Y la línea de tu cuello. Es preciosa.

¿Me dejas que la bese? Me… me inclinaré con cuidado para no hacerte daño, ¿vale? Bueno, no sé si me estarás escuchando. Los médicos dicen que el cerebro vive de diez a quince minutos después del momento de la muerte, por lo que suponen que los sentidos se van apagando poco a poco.

Te he roto las cervicales. Lo siento. la costumbre. Ya sabes… los pollos…

Será un beso suave y sencillo, de verdad. El momento de que mis labios rocen tu cuello…

Tu precioso cuello…

Sabe a mazapán y crema. Eres de dulce. Deja que te coja en brazos, no quiero que te canses. Nos vamos al taller. Ya te digo.

Sólo me interesa tu cabeza.



© Copyright 2014 Javier LOBO. Todos los derechos reservados.

0 comentarios:

 

Flickr Photostream

Twitter Updates

Meet The Author