SUEÑO CON SOÑAR

SUEÑO CON SOÑAR

Ya muevo mi mano herida,
cada vez más recuperada,
cada vez más fuerte,
cada vez más dolorida.

Poco a poco recupero la movilidad,
poco a poco la controlo cada vez más,
pero el dolor me recuerda
que sigue ahí la lesión,
que la cirugía no es algo de ahora para luego,
que aún me queda mucho por recorrer.

Cierro los ojos y sueño...

Sueño con volver a correr
por campos de rojos intensos,
dorados fulgurantes
y verdes esmeralda deslumbrantes.
Sueño con volver a sentir
el azote de la lluvia en mi piel,
el mordisco del frío en mis muslos,
el entumecimiento en el cuerpo.

Sueño con volver a vivir
el enfrentamiento entre la máquina y yo,
entre el acero y la carne,
cuando me mido en el silencio del desafío privado,
donde sé que siempre tengo las de perder,
pero las victorias,
por efímeras que sean,
son mías.

Sueño con volver a entrar
en los templos a inclinarme
frente a las efigies de los maestros
que el polvo del tiempo se llevó consigo,
aquellos cuyas palabras nunca escucharé,
pero cuyos consejos sí seguiré.

Sueño con volver a danzar
al ritmo de los compases de las enseñanzas secretas,
tensando mis músculos,
domeñando la madera y el hielo,
compartiendo enseñanzas con los compañeros,
donde nuestros cuerpos se dejan en préstamo
para que cada uno avance
en el conocimiento de la ciencia.

Sueño con volver a nadar en el mar,
luchar contra las olas,
sentir el sabor a sal en la boca
y sumergirme,
convertirme en extraño en ese mundo
olvidado, en ese terreno ajeno a la evolución
y tan afectado de nuestra involución,
polucionado y mancillado
que, sin embargo, mantiene una pureza hipnótica,
fascinadora,
embriagadora.

Sueño con soñar
que vuelvo a dominar
lo que siempre ha sido mío,
que puedo volver a prestar mi servicio,
que recibiré en pago la ingratitud y la incomprensión
y que, no obstante,
en el oscuro frío de la noche,
el único sonido tranquilizador
que dará calor y cobijo a los corazones temerosos,
será el azul de mi aullido.

© Copyright 2014 Javier LOBO