NO LLORES

NO LLORES

¡Cómo pesan
los días sin ti!
¡Qué duro es soportar
la losa de tu ausencia
a cada instante!
Y mirar
por encima del hombro
y ver que no estás,
y suspirar un segundo más
y saber que no te oiré...

Cierro los ojos
y pienso en tu imagen,
oigo tus palabras,
agitas el viento con tu risa,
siento tus caricias sobre la nuca.
El camino se me hace entonces
menos pesado,
menos amargo.
Las espinas se me hacen
dulces en la boca,
los charcos de lodo
lo son de mercurio refulgente,
las nubes
no son oscuras,
y el sol las disipa
ante mis ojos.

Te oigo en la lejanía
decirme no llores,
esta noche estoy a tu lado.
No llores,
no me he ido,
sigo pegado a ti,
a cada paso que das,
escuchando todas tus palabras,
implorando porque puedas sentirme
como yo te siento.

Quiero no sentirme triste,
quiero disipar
este velo que me amortaja,
quiero no llorar por dentro,
con lágrimas de sangre
desgarrando las paredes de mi alma,
borboteando
como caldo caliente
en su caldero.

Quiero oírte decir
no llores,
no te he dejado,
estoy a tu lado.

Pero sólo lo puedo escuchar
si cierro los ojos,
si me aíslo al mundo
en mi interior,
si me dejo mecer
por la tormenta que me agita,
cual Odín colgado del Yggdrasil,
intentando dominarme,
intentando adquirir la sabiduría
que me permita afrontar
cada segundo de mi vida.

Sólo quiero oírte
decirme una vez más
no llores
para poder sentir tu voz
derramándose en mi oído,
sentir el calor de tu cuerpo
y el tacto de tu piel,
mentirme para saber
que no te habías ido realmente,
que sólo querías amonestarme con rudeza,
pero sé
que mi conocimiento
es solo uno,
que no hay lección macabra que aprender,
que la ley de la vida
es una
y no tiene marcha atrás,
cruel y sabia
a partes iguales.

No volverás,
y lo único que puedo hacer
es sacrificar una vez más
mi alma en el dolor
que la embarga
desde que te fuiste,
y suplicar al cielo
escucharte decirme
no llores
en mi interior
una vez más.

© Copyright 2014 Javier LOBO