EL LENTO VAGAR
Nunca tendrás prisa,
pues el tiempo corre a tu favor.
El lento vagar de tu transcurrir es así,
no hay más.
Somos marionetas
en un teatro del crepúsculo,
vetusto y caído,
carcomido y revestido de telarañas,
donde vas cortando los hilos
para que caigan los miembros
fláccidos a los lados.
Somos la fruta madura en el árbol,
tú el recolector.
Una a una,
te vas llevando las almas.
Una a una,
moneda a moneda,
cruzando el Estigio al Hades,
inframundo al que nos abres la puerta.
Pues es la Parca la llave del final de nuestras vidas.
Y, así,
nunca terminar
el lento vagar.
© Copyright 2014 Javier LOBO
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