ES EL MOMENTO

ES EL MOMENTO

Rezad mientras podáis,
mortales,

pues ha llegado la hora.
Orad vuestras plegarias,
alzad las manos
por las palmas unidas
en postrera súplica,
si eso os hace sentir mejor.

Cae la lava y el azufre

mientras todo se estremece,
llora pestilente lodo negro
el cielo,
se abre la tierra
expulsando
un repugnante vómito verde.

Los vivos huyen.
Las almas vagan.
Se escuchan por doquier
los gritos de los condenados.
Leviathan ha levantado su hocico,
separado las fauces,
y su rugido estremece
los pilares del mundo.

Es el momento.

Bestias sin nombre
abren paso
a una comitiva maldita,
devastando toda vida
en su avance.
Las almas de los condenados
gimen y lloran
descoyuntadas
mientras suplican piedad,
encadenadas a un palanquín
en el que observa
la figura aterradora
que turba el sentido
y niebla la razón.

Huyen los vivos
del paso de los condenados,
escapan los que aún pueden hacerlo,
dejando atrás
a los que no pueden seguir el ritmo,
sentenciados
por desidia y cobardía
a convertirse
en carnada para la bestia.

Los ángeles negros
han aterrizado
y reclaman la carne
como suya,
las almas puras
son corrompidas,
las puertas del Cielo
se han cerrado
ante la avalancha de chillidos
y suplicas de perdón y auxilio.

Es el momento.

Ni el Cielo se atreve a intervenir
cuando los ángeles negros
han tomado su precio
de la carne y el espíritu.

La bóveda celeste se oscurece,
la tierra se torna gris,
los mares son charcos infectos,
la vida se pudre
a velocidad vertiginosa
mientras las alimañas
se convierten en la cúspide
de la pirámide alimenticia,
en nuevos superpredadores,
mientras el aire se corrompe
en un gas irrespirable.

Suenan las aterradoras trompas
desde alguna lejana parte,
tan ensordecedoras...
El palanquín emprende la huida.
Leviathan oculta
el rostro animal
entre las garras
para no mirar.

Los ángeles negros
han venido.

Es el momento.



Es el momento.



© Copyright 2014 Javier LOBO

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